Es curioso. A pesar de haber pasado bastantes noches contemplando, que no solo fotografiando, el cielo, cuando miras hacia arriba una noche en el hemisferio sur te sientes como un principiante. Cuesta reconocer constelaciones y una buena parte del cielo es nuevo para ti. Y esa Vía Láctea alta en el cielo reinando en la bóveda celeste es una invitación a la observación de los innumerables objetos que hay en su interior y a fotografiarlos.

Para esta segunda imagen me centré en la zona de la Vía Láctea a la derecha de la que cubre la imagen anterior. La presencia en la zona de la nebulosa laguna (M8)  o de la nebulosa trífida (M20) introducen un contraste cromático muy interesante a los dorados y nubes oscuras típicas de la Vía Láctea.