No muy lejos del centro de Vía Láctea  si miramos una noche de verano hacia la inconfundible estrella Antares en Escorpio y nos fijamos debajo de ella, podemos observar  recortadas contra las miles de estrellas de nuestra galaxia una interesante región de nebulosas oscuras situadas en la constelación de Lupus.

Este complejo de nebulosas oscuras constituyen una de las regiones de formación estelar más cercanas a nosotros que se conocen. Otras regiones de formación estelar cercanas están situadas en  Corona Australis, Ofiuco, Tauro-Auriga y Camaleón. La formación de estas nubes moleculares es debido a flujos de gran escala en el medio interestelar provocados por radiación UV y vientos de estrellas muy energéticas y también por las ondas de choque de supernovas. En las zonas de interfase entre esos flujos en el medio interestelar es donde se generan complejos nebulares de este tipo.

Barnard 228, la nebulosa del lobo oscuro, está situada a unos 500 años luz de la Tierra y  es una parte de esa gran nuble molecular situada en la constelación de Lupus. En su interior están naciendo jóvenes estrellas al condensarse esas nubes de polvo y gas por efecto de la gravedad.

 

 

Los datos de la captura son los siguientes: